La calidad del aire en la arboleda y sus alrededores se mantuvo “buena” el 97% del tiempo, frente a los registros de las estaciones de medición de Granada Norte (37%) y el Palacio de Congresos (26%)
“El chopo en Granada es un cultivo estratégico frente a la contaminación y debería recibir ayudas públicas”, subraya Antolino Gallego, coordinador del proyecto LIFE Madera para el Futuro, promotor del estudio
Granada, 8 de enero de 2025
Una investigación realizada en el marco del proyecto europeo LIFE Wood for Future/Madera para el Futuro, liderado por la Universidad de Granada (UGR), ha puesto de manifiesto el papel protector de las choperas frente a los gases y partículas contaminantes, procedentes fundamentalmente del tráfico rodado y las calderas de calefacción, así como su capacidad para amortiguar los efectos negativos de las intrusiones de polvo sahariano.
El profesor de Física Aplicada de la UGR Enrique Pérez Sánchez-Cañete instaló una estación de medición de la calidad del aire, cedida por la Diputación de Granada, en colaboración de la investigadora María Ángeles Ripoll, dentro de la chopera del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de la Junta de Andalucía –ubicada en el Camino de Purchil, al borde de la ciudad–, y comparó sus resultados con los registros de las estaciones de Granada Norte y el Palacio de Congresos, entre los días 10 de junio y 17 de julio de 2022.
En los análisis del aire se registró la presencia de gases contaminantes urbanos como dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y ozono, y de partículas en suspensión gruesas (PM10) y finas (PM2,5).
La estación de medición de la chopera registró un Índice de Calidad del Aire (ICA) considerado ‘bueno’ el 97,5% de ese periodo, frente a los registros de las otras dos estaciones, Granada Norte y Palacio de Congresos, donde la calidad del aire fue ‘buena’ el 37.3% y el 26.6% del tiempo, respectivamente; ‘razonablemente buena’ el 50.2% y 61.6%; ‘regular’ el 12.4% y el 11,7%; y ‘desfavorable’ el 0.1% y 0%.
Un ICA ‘bueno’ indica que la calidad del aire es satisfactoria y la contaminación atmosférica presenta un riesgo escaso o nulo para la salud humana y ‘razonablemente bueno’ implica que puede tener efectos negativos para un grupo reducido de personas –por ejemplo, los individuos sensibles al ozono–, mientras que un ICA ‘regular’ comporta riesgos para las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, niños y ancianos, y si es ‘desfavorable’ los efectos adversos ya pueden afectar a toda la población.
“El estudio demuestra que la chopera no solo mantiene una calidad de aire mayoritariamente buena, sino que también actúa como un amortiguador contra eventos puntuales de contaminación, como la intrusión de polvo sahariano –ha subrayado Enrique Pérez Sánchez-Cañete–. Además, resalta la importancia de implementar estrategias basadas en la naturaleza, como la plantación de árboles, para combatir los efectos de la contaminación atmosférica en ciudades y sus alrededores”.
“Un aspecto importante a destacar es que no se encontraron diferencias significativas entre los datos obtenidos dentro de la chopera y a 50 metros de distancia, lo que sugiere que el efecto positivo de la vegetación en la calidad del aire se extiende más allá del área estudiada. Esto pone de manifiesto el papel crucial de las choperas y la vegetación en general como elementos capaces de mitigar los efectos de la contaminación en áreas urbanas y periurbanas. La capacidad de las plantas para filtrar partículas y absorber contaminantes gaseosos contribuye de manera significativa a mejorar la calidad del aire y a proteger la salud humana”, ha concluido el profesor.
Granada, debido a sus particularidades climáticas y orográficas, es una de las ciudades españolas que presenta peores registros de contaminación ambiental desde hace varios años, pese a su tamaño mediano y a carecer de un tejido industrial importante. Para Enrique Pérez, la pérdida progresiva del 75% de la superficie de choperas de la Vega de Granada desde comienzos de este siglo –ha pasado de unas 12.000 hectáreas a unas 3.000– es uno de los factores que podrían explicar el drástico empeoramiento de la calidad del aire en la capital granadina.
Más enfermedades y muertes
La catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UGR Aurora Bueno ha asegurado que, aunque la población no siempre es consciente de ello, la contaminación ambiental tiene efectos negativos directos sobre la salud y, de hecho, “es responsable de una tercera parte de la mortalidad prematura”. “En el mejor de los casos, estos niveles de contaminación se asocian con problemas de asma u otras afecciones respiratorias. Sin embargo, la exposición constante a un aire contaminado provoca un estado inflamatorio crónico, asociado con múltiples enfermedades crónicas y muertes por patologías cardiovasculares y cáncer”. Como ejemplo, ha recordado que tras picos de contaminación atmosférica hay un aumento claro de infartos y accidentes cardiovasculares.
“Nos quejamos de la situación del sistema sanitario, de la falta de médicos y enfermeros, pero el verdadero problema es la falta de inversión en políticas ambientales que mejoren la calidad del aire que respiramos. La presencia de arboleda es uno de los factores claves para ello y Granada, una de las ciudades con peor calidad del aire de España, tiene un índice de metros de zonas verdes por habitante muy inferior a las cifras recomendadas. Recuperar las choperas de la Vega es una medida que puede contribuir a defendernos frente a este enemigo invisible que mina nuestra salud y la de nuestros hijos”, ha insistido Aurora Bueno.
Otros beneficios del chopo
Enrique Pérez ha recordado que, debido a su rápido crecimiento –pueden alcanzar unos 20 metros de altura en diez años–, el chopo tiene una gran capacidad de secuestrar CO2 de la atmósfera, hasta 20 toneladas al año, es decir, 30 veces más que los cultivos herbáceos por los que han sido sustituidos en la Vega de Granada. Además, las choperas actúan como vaporizadores naturales, ya que aumentan la humedad del aire y disminuyen la temperatura entre 3 y 6 grados en verano, y son excelentes filtros de contaminación del agua: en la Vega de Granada se riegan tradicionalmente con aguas residuales urbanas poco tratadas, lo que permite recargar los acuíferos, mejorar la fertilidad de la tierra y prevenir las avenidas. Por último, estos cultivos contribuyen a evitar la erosión del suelo y atraen una gran biodiversidad.
El coordinador de LIFE Madera para el Futuro, Antolino Gallego, por su parte, ha subrayado que los beneficios de las choperas para el medio ambiente “deberían tener su reflejo en las ‘políticas verdes’ de la Junta de Andalucía y la Diputación de Granada para la lucha contra la contaminación del aire y el impacto en la salud humana en la metrópolis granadina”.
“El chopo es un cultivo conectado con la cultura de Granada desde hace 150 años y debe recibir ayudas agroambientales para ser competitivo económicamente frente a otros cultivos en expansión, como el olivar hiperintensivo en la Vega. Es un cultivo estratégico para luchar contra la contaminación del aire y las administraciones no pueden mirar a otro lado”, ha resaltado el catedrático de Física Aplicada de la UGR.
El proyecto LIFE Madera para el Futuro
LIFE Wood for Future/Madera para el Futuro, que ha obtenido financiación del Programa LIFE de la Unión Europea [LIFE 20 CCA/ES/001656] para el medio ambiente y la acción por el clima, está integrado por la Universidad de Granada, la Diputación Provincial, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, la Universidad de Santiago de Compostela y la spinoff 3edata.
El proyecto, además de fomentar la recuperación de las alamedas de Granada con la constitución de la agrupación Marjal, que reúne a un centenar de productores, impulsa la creación de una industria maderera transformadora y la investigación de nuevos materiales para la construcción sostenible industrializada a través de la spin-off IberoLam Timber&Technology.
La calidad del aire en la arboleda y sus alrededores se mantuvo “buena” el 97% del tiempo, frente a los registros de las estaciones de medición de Granada Norte (37%) y el Palacio de Congresos (26%) “El chopo en Granada es un cultivo estratégico frente a la contaminación y debería recibir ayudas públicas”, subraya Antolino Gallego, coordinador del proyecto LIFE Madera para el Futuro, promotor del estudio
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