Por Antolino Gallego Molina
Coordinador de LIFE Wood for Future
Publicado en Opinión de Ideal el día 13/01/2025
Catedrático de la Universidad de Granada. Coordinador del laboratorio UIMA-UGR
Enlace al Ideal: https://www.ideal.es/opinion/antolino-gallego-madera-2025-20250113230324-nt.html
El cambio de año no trae nada bueno en cuanto al precio de la vivienda. Seguirá subiendo. Una mala noticia que condiciona nuestra sociedad del bienestar. El problema es complejo y la solución aún más. Uno de los motivos es la falta de mano de obra. Hay cada vez menos personas disponibles para trabajar en la obra y las que lo están piden más dinero o se cambian a otra empresa a mitad de la construcción.
Esta complicada situación pasa por construir bajo unas condiciones laborales que animen a los trabajadores a apostar por esta salida profesional. Surge así la idea de que la obra comience en los ordenadores y las fábricas, de tal forma que el montaje a pie de solar sea rápido. Este concepto se conoce como construcción industrializada, la cual supone pensar y programar todo el proceso constructivo desde una oficina y con tecnología computarizada. Se trata de crear un entorno de trabajo amigable en el que nuestros trabajadores y trabajadoras se sientan atraídos por tener unas dignas condicionales laborales.
En construcción industrializada todo debe venir planificado, desde el modelado por ordenador y la fabricación de las piezas de la vivienda, hasta el orden de fabricarlas, transportarlas y finalmente montarlas en obra. Esto permite reducir tiempos a pie de obra, mejorar la calidad final, garantizar tiempos de entrega y programar bien la inversión y rentabilización del promotor.
La construcción industrializada en España solo supone el 1-2% y para avanzar en ella se necesita un cambio de mentalidad en el sector y cambios profundos en la formación universitaria y de FP. También se requiere un cambio en la ley hipotecaria en cuanto a la certificación de material entregado que considere que la obra no empieza en el solar, sino en la fábrica.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la madera? Mucho. Desde hace décadas, el acero, el hormigón y el ladrillo se han impuesto como materiales estructurales. Pero, ¿se adaptan a la construcción industrializada? El hormigón prefabricado y las viviendas de entramado ligero metálico son una realidad indiscutible que seguirá en alza. Sin embargo, en los últimos quince años la industria de la madera para estructura ha avanzado enormemente. Hoy día, la posibilidad de tener robots computarizados en entornos fabriles que de manera rápida y automática cortan la madera, eliminan sus defectos, la empalman y pegan para formar vigas, muros y forjados de grandes dimensiones, ha permitido que la madera entre por la puerta grande de la construcción mundial. El rascacielos de 186 m de altura proyectado en la ciudad australiana de Perth no es ninguna trivialidad.
Estas carpinterías gigantes de viviendas son las que han permitido que la madera llegue a edificaciones unifamiliares, plurifamiliares y rascacielos. La madera se corta, talla y ensambla mucho mejor que otros materiales de construcción. Además, la madera pesa poco, por lo que la cimentación requerida será menor, el transporte será más barato y la elevación de piezas con grúas será más ágil. Este tipo de construcción ha aumentado en 2024 un 300% en España, en lo que supone una demostración de su viabilidad técnica.
Surgen sin embargo los mantras habituales cuando se habla de madera. “La madera arde”. Efectivamente, la madera arde, al igual que otros materiales, especialmente aquellos cuyo origen es sintético y de combustibles fósiles. El acero no solo arde, sino que colapsa prácticamente sin avisar. Ante el fuego la madera tiene dos escudos naturales. El primero es su humedad natural, la cual es un retardante para el inicio del fuego. Además, la madera cuando comienza a arder crea una capa carbonizada la cual, en forma de aislante térmico, impide que durante un cierto tiempo el calor llegue al centro de la pieza.
Otro mantra, “La madera se pudre”. La madera nace y crece en un ambiente exterior donde llueve y se moja. Pero también se seca, y eso impide que pierda sus propiedades resistentes. La madera tiene una resistencia a la pudrición y al ataque de insectos que le imprime una durabilidad natural, la cual ha permitido que podamos encontrar construcciones de más de mil años en perfecta eficacia estructural. Las normativas de diseño y cálculo, así como los tratamientos superficiales, garantizan la seguridad de la madera ante el deterioro.
“La construcción con madera es cara”, es el tercer mantra. Gracias a la industrialización de todo el proceso, la madera es ya un material competitivo. La prueba está en las diversas promociones de viviendas sociales impulsadas por gobiernos como el navarro o vasco y los ayuntamientos de Sevilla y Madrid. Sin embargo, para que esto sea cierto, hacen falta profesionales cualificados, desde estudios de arquitectura que sepan diseñar en madera, hasta oficinas de ingeniería que sepan calcular y programar el proceso de fabricación y montaje.
Si la construcción industrializada ayuda al problema actual de la construcción y si la madera es un material ideal para industrializar la construcción, ¿se va a construir todo en madera?. El mercado irá diciendo. No obstante, en opinión de muchos profesionales, para viviendas unifamiliares la solución de estructura de madera con entramado ligero empieza a ser una opción imbatible en términos de bajo peso, eficiencia energética y rapidez de fabricación y montaje. Para edificios plurifamiliares, construcciones en altura y de medianas y grandes luces, el sector probablemente se dirija hacia soluciones híbridas de hormigón, acero y madera, que optimicen la relación entre eficacia estructural, costes y tiempos de fabricación y montaje.
Pero, ¿tenemos madera suficiente? No es fácil dar respuesta a esta pregunta, especialmente en un contexto de calentamiento global en el que nuestros bosques están en proceso de adaptación, y especialmente en Andalucía, donde tras décadas de conservacionismo del monte y desmantelamiento parcial de la industria forestal, no sabemos ni las existencias actuales de madera. Aun así la madera es un material renovable, que gestionado con criterios de sostenibilidad, es infinito.
Lo que sí sabemos es que usar madera andaluza para nuestras casas será un respiro para la salud de nuestros montes, la biodiversidad, las personas y la economía rural.
Ya está disponible la novena edición de la Newsletter del proyecto LIFE Wood For Future donde se pueden consultar las últimas novedades del proyecto.
Por Antolino Gallego Molina Coordinador de LIFE Wood for Future Publicado en Opinión de Ideal el día 13/01/2025
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